Theta no duerme: cómo el tiempo destruye y también paga
May 10, 2025
En el universo de las opciones, hay un enemigo silencioso que nunca se detiene: el tiempo. Theta, como se le conoce en jerga financiera, representa la pérdida de valor que sufren las opciones conforme pasan los días. Pero mientras muchos traders ven a Theta como un destructor implacable de ganancias, hay otros que lo convierten en un generador de ingresos constante. Todo depende de qué lado de la operación estés.
Para los compradores de opciones —ya sea calls o puts— Theta es una cuenta regresiva. Cada día que pasa sin un movimiento favorable del precio subyacente, el valor de su opción cae. Y no es una caída lineal: se acelera conforme se acerca la fecha de vencimiento. Esto significa que incluso si el mercado se mueve en tu dirección, el paso del tiempo puede neutralizar tus ganancias.
Ahora bien, para quienes venden opciones, esa misma cuenta regresiva se convierte en un ingreso diario. El vendedor de opciones cobra una prima, y mientras el precio subyacente no haga un movimiento violento, esa opción pierde valor a su favor. Es por eso que Theta es un aliado poderoso para las estrategias de ingresos, especialmente cuando se estructura con disciplina y análisis.
Esta semana, por ejemplo, se vieron ventas agresivas de puts en Apple (AAPL), con vencimientos de corto plazo y strikes muy por debajo del precio actual. Los traders institucionales claramente estaban dispuestos a comprar la acción a un precio más bajo si caía… pero mientras tanto, cobraban primas jugosas solo por esperar. El riesgo existe, sí, pero está calculado.
También hubo venta de calls en Palantir (PLTR) después de un fuerte rally. Vender calls cubiertos tras una subida permite asegurar flujo de efectivo, con la posibilidad de vender las acciones a un precio más alto si son ejercidas. Una forma de optimizar retornos sin depender del ruido diario.
Theta, en resumen, es una herramienta. Puede ser el verdugo de los impacientes o el mecánico silencioso que engrasa tu flujo de caja. Saber en qué momento te conviene ser comprador o vendedor es lo que marca la diferencia. El tiempo no se detiene. Pero puedes hacer que trabaje para ti.
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